Por Gonzalo Beceda - Fashion Blogger
Durante el debate organizado por el programa Panorama Tucumano, de LA GACETA Play, cuatro de los candidatos a intendente de Yerba Buena dejaron anoche a la vista una sola certeza: en su agenda no hay espacio para los espejos.
Detrás de los cuatro estrados tuvimos perfiles que hicieron “match” entre sí, como si estuviesen en una especie de Tinder político: camisas blancas, trajes azules y zapatos negros.
Los looks en general fueron formales, correctos. Ninguno de los postulantes se arriesgó a un “fit” más moderno. Nos les interesó ahondar en este recurso discursivo que aggiorna, genera empatía y habla sin hablar.
Hay errores imperdonables en el paso fugaz de nuestros políticos por LGPlay, la mayoría imperceptibles a simple vista. Pero en un debate, más aún en el del municipio más coqueto de Tucumán, el material se deconstruye una vez que se apagan las cámaras y los descuidos aparecen.
Bernardo Racedo Aragón fue el único que llevó corbata del cuarteto. El color elegido fue el verde, que por estos días tiene una significancia profunda, polémica y socialmente seccionada. Pero esta tira de seda a lunares, verde inglesa y verde espacios públicos, fue la única inyección de estridencia, junto a sus gafas rojas desmontables que armaban y desarmaban minuto a minuto.
Probablemente el mensaje del ex director del Ente Tucumán Turismo fue el más claro a lo largo de las casi dos horas de debate: impoluto enfrentó a sus candidatos con un saco gris topo -que nos recuerda a la sastrería más convencional estadounidense, correctamente abotonado a medias (la tradición anula prenderse el último botón del saco) el cual permaneció intocable hasta la conclusión de la velada, cerca de las 00:30.
En contraposición y justo al frente de él se encontraba el candidato Walter Aráoz representando al Partido Justicialista. El postulante más joven, autodefinido como peronista, fue quien concentró la mayoría de los #fails de la noche. El calce de -casi- todo lo que usó era desproporcionado. Las mangas del saco caían por lo menos 3 centímetros de más, al igual que el ruedo del pantalón que descansaba sobre los zapatos negros con pliegues extras.
Si hablamos del estilismo, el cuello italiano abierto hasta el tercer botón, parecía un síntoma de la juventud del candidato treintañero. Que, orgulloso de su logro temprano, decidió asistir exageradamente descontracturado.
Luis Farina, el odontólogo que va por Hacemos Tucumán, confesó antes de que empezara el programa que se mataba en el gimnasio para usar ropa entallada. Fue el único que se atrevió a un saco de algodón, abandonando la sastrería clásica. Ese detalle, mixado con unos zapatos abotinados de la marca “Justicialistas” (una firma bien acorde a su militancia peronista, y aquí tambíen hay mensaje), lo acercó más a la comodidad del político moderno.
A la vieja usanza
El actual intendente de Yerba Buena, Mariano Campero fue protagonista de la primera perlita en la previa: confesó que no le había dedicado tiempo a ver qué se ponía. Algo que quedó en evidencia en su camisa blanca de dos piezas, atravesada longitudinalmente por arrugas. Nada que un saco azul noche, abierto de par en par, pueda disimular.
La certeza que ha quedado dando vueltas en el estudio de LA GACETA Play es que la indumentaria, como herramienta discursiva, se ha planteado a la vieja usanza. Un recurso no aprovechado y definitivamente en discordancia si el objetivo del próximo mandatario yerbabuenense es modernizar toda una ciudad.